dissabte, 14 de juliol del 2007


EL LUPANAR DE LA PLAZA LA SALA

Comienza la canícula estival, las urnas hambrientas, esperan su alimento, los votos del inocente vulgo.
Vientos de cambio o vientos alisios, ¿quién sabe?
¿Cuál será el resultado de tan significativo día? Lo que si está claro, es que el resultado vomitado por las urnas, nada tendrá que ver con las esperanzas de miles de monoveros y monoveras, que sus ilusiones realmente no importan a nadie ¿A nadie?.
Después de prometernos, durante dos semanas, incansablemente las veinticuatro horas del día, castillos en el aire. De aguantar amenazas y palabras malsonantes, de denuncias seguramente incumplidas. Una vez más la particular y peculiar “clase política” nos ha demostrado que al margen del contenido intestinal de las urnas, el resultado real del escrutinio, será aquel, al que después de sopesar las lucrativas ofertas, los candidatos de las listas cerradas (una muestra más de la parcialidad política) lleguen a un acuerdo.
Hojas y hojas de programas electorales, árboles talados, ideas y proyectos ¿dónde irán? Seguramente se pudrirán en algún basurero. Porque después de un pacto, lo prometido ya no vale, hay que llegar a nuevos acuerdos, yo te doy y tú me das, como en cualquier lupanar.
Yo me pregunto, si los partidos políticos tendrán un programa “B”, pues los programas se hacen para las mayorías, ¿no es así? ¿Cuántos programas serán necesarios en unas elecciones? Dependerán de las listas que se presenten, pues en política como en el amor y la guerra, todo vale y más cuando uno no sabe con quién tendrá ayuntamiento en el tálamo durante los próximos cuatro años.
Cuatro años de buena vida para los ganadores.
Merecido premio para los vencedores, pues la lucha ha sido ardua, por conseguir la llave del arca consistorial, duro el combate con bajas en las listas por conseguir el sillón del mando.
¿No sería mejor que todos los paladines del peculiar torneo, se sentaran en la mesa redonda de Camelot?
¿No sería mejor que entre todos se buscara el bienestar del vulgo y no el partidista?
Cuatro años donde el dragón de cristal dormitará en las dependencias municipales, mientras nosotros salpicados por su vomitera especulativa nos resignaremos hasta las próximas elecciones. Aunque pensándolo bien, si nos aburrimos, siempre nos quedarán las mociones de censura.

Roberto, un votante
Este escrito ha sido rechazado por la Redacción de EL VEÏNAT para su publicación en el boletin de información municipal que pagamos todos, pero que sólo algunos lo pueden utilizar para expresarse.