diumenge, 15 de juny del 2008

La Europa que no queremos los europeos

Los irlandeses han rechazado el Tratado de Lisboa con un 53,4 por ciento de los votos frente al 46,6 por ciento para el "Sí", según los resultados finales después del escrutinio de las papeletas depositadas en el referéndum de anteayer. De las 43 circunscripciones con que cuenta el país, solo en siete los electores han dado apoyo al Tratado de Reforma. La tasa de participación final ha superado el 51 %. La Comisión Europea cree que el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa debe continuar a pesar del voto negativo del referéndum irlandés celebrado este jueves, según el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, quien ha afirmado que "El Tratado no está muerto, creo que sigue vivo. El Tratado fue firmado por los 27 países miembros y por lo tanto hay una responsabilidad conjunta por afrontarla situación". Pero nadie puede negar que los ciudadanos irlandeses han demostrado una clarísima independencia de criterio a la hora de votar el remiendo que significaba el Tratado de Lisboa. Ha habido un argumento demoledor contra las quinientas páginas llenas de disposiciones, con sus excepciones correspondientes: "Si no lo entiendes, vota no". Y han votado que no. La Unión Europea es una construcción globalmente positiva, eso lo pone en duda muy poca gente. Pero esta aceptación genérica no implica que los europeos quieran dejar de controlar democráticamente las instituciones que les condicionan la vida. La UE es una creación de burócratas y diplomáticos que piensan (cada vez más) que los ciudadanos son básicamente una molestia que puede estropear horas y horas de larguísimas negociaciones a causa de su ignorancia e infantilismo político. La negativa de Irlanda no abre una crisis institucional irreversible, pero el golpe de puño sobre la mesa de un país que representa menos del 1% de la población europea resonará durante mucho tiempo en algunos despachos de Bruselas. Irlanda ha abierto de nuevo la caja de los truenos y volvemos a estar frente a una crisis múltiple. Es una crisis de legitimidad que puede superarse: los irlandeses votaron no al Tratado de Niza el 2001 y votaran a favor al cabo de un año. Los daneses votaron no al Tratado de Maastricht el 1992 y votaran a favor al cabo de un año. Los franceses y los holandeses votaron no ala Constitución el 2005 y los líderes europeos se sacaran de la manga el nuevo Tratado de Lisboa, que ahora vuelve a estar en entredicho. En resumen, estamos construyendo Europa sobre los fundamentos de referéndums perdidos y de un antieuropeísmo creciente que algunos prefieren ignorar. Algún medio (El País) ha dicho que Irlanda le da la espalda a Europa. No señores, no. Son los dirigentes europeos quien dan la espalda a sus ciudadanos. Personalmente, no me gusta la Europa de los Berlusconi, Sarkozy, Merkel y Gordon (este tan socialista como ZP) . No me gustala "directiva de las 65 horas" o la "directiva de la vergüenza"(centros de internamiento para inmigrantes). Yo me siento orgulloso de ser europeo, me gusta serlo y tras las noticias llegadas de Irlanda mi europeísmo convencido se siente reforzado. Hoy me siento más europeo que nunca, hoy me siento un ciudadano irlandés más. ¡¡¡ Bravo Irlanda !!!